lunes, 11 de junio de 2007

El arte del leñazo

Según el diccionario Palou de mexicanismos futboleros, leñar es hacer una falta, generalmente innecesaria, para reducir la efectividad de un rival. Los leñadores se encuentran generalmente adelante de los defensas centrales y en ocasiones son llamados rompepiernas, carniceros, hacheros, cepilladores o talladores. La frase de batalla de un leñador es sencilla: "O pasa el balón o pasa el jugador, pero juntos, jamás". Esta peculiar manera de entender el futbol ha sido critícada en muchas ocasiones, sin embargo, el crítico y estratega futbolístico Jan Musergrave siempre ha defendido el leñazo como acción elemental de juego y ha alabado a los "artistas del leñazo", guerreros que saben administrar sus tarjetas amarillas e intimidar al rival sin necesidad de lastimarlo.
¿Cómo se logra una falta perfecta? A decir verdad, requiere de mucha paciencia y de tener una formación ofensiva. Mientras más piense el leñador como delantero, mejor podrá anticiparse a su jugada. Explicaré algunos ejemplos clásicos.
El saque de meta.
Cuando el balón está en el aire, hay un pequeño momento en el que el cuerpo arbitral voltea a ver el balón para saber a quién debe cuidar. Ese es el momento en el que el leñador debe aprovechar para ponerse atrás del receptor. Recuerde, no debe anticipar la recepción, sino impedir que pueda hacer algo con el balón, y si es posible, golpearlo "con la inercia de la jugada" para que el delantero recapacite y decida pedir su cambio. Abra los brazos para que no le marquen ningún empujón y empuje con el pecho intermitentemente. Es importante pisarle el calzado al rival que seguramente estará de espaldas. Entre tantas piernas no hay árbitro que pueda saber si es falta o es un movimiento legal. Justo cuando el balón esté muy cerca, retírese, acá ocurrirán dos cosas: o se destantea el rival y pierde de vista el balón o usted podrá ponerse a su lado, desplazarlo con el hombro _mientras_ le pisa un pie. Esto hará que tenga uno o dos segundos de ventaja para cabecear el balón.
El desborde.
Algunos jugadores "técnicos" sugieren ir arrinconando poco a poco al atacante con un buen uso de los perfiles. En realidad es intracendente. El carrilero es el peor enemigo de un buen rompepiernas, pues su habilidad y velocidad superan a muchos de los leñadores conocidos. Pero no hay razón para preocuparse. Si quieren desbordarlo sígalos de cerca y justo cuando esos presumidos traten de meter un cambio de juego dé media vuelta y crucese entre el balón y el rival. Es importante recalcar que sólo los genios pueden acelerar con el balón pegado al pie y ante ellos sólo queda gastarse una amarilla. El resto de los jugadores tiene que adelantar el balón para correr, como carrilero, esa debe ser la señal para atacarlo.
La cobertura.
Los leñadores existen por una sola razón: la incapacidad de los laterales y los medios para cortar el avance de los rivales. Cuando un rival logre evadir a uno de sus compañeros es muy probable suy confianza aumente y quiera hacerlo de nuevo. Aproveche su avaricia para darle una buena "educada". Corra en diagonal, recuerde que las faltas por detrás son de tarjeta, pero no las que se hacen en diagonal. cuando esté cerca de él, tome vuelo y bárrase. Procure hacerlo de tal manera que toque al jugador con su espiillera y no con los pies. Lo más importante no es tocar el balón, sino que parezca que lo toca, por eso, no se barra con los pies extendidos, sino que haga una suerte de cucharita con ellos para realizar la falta _y_ quedarse el balón. Esta jugada requiere mucha práctica, pero, una vez dominada, es de las favoritas en el repertorio de un hachero.
Recuerde que estas son sólo sugerencias para algunas jugadas. No permita que su imaginación hacheril se vea truncada por ellas: mientras menos sepan cómo les faulearemos, más se intimidarán.

Christian Pichardo
11 de junio de 2007